15.4.10

"Quien espera, desespera"
(el desconocido) Euripides

aún no descubrí america pero cada dia me siento más convencida
de esta idea que ocupa parte de mi sopa mental:

se tarda más en esperar lo que uno va a hacer
que hacer lo que uno estaba esperando

jacinta espera en la cola del banco 20 minutos para hacer un tramite que durará 5 minutos; mientras que dominga hace una fila de 10 minutos para comprar un choripan que devorará en 6; en otro sitio casandra espera en su cocina 20 minutos, que es el tiempo de cocción de una pizza de atun que luego comerá en 10 minutos; así como rosenda espera en la parada del cole media hora para luego hacer un recorrido que durará aproximadamente 15 minutos; mientras que einat espera dias para conocer a ese javier que tanto desea ver y oir, para, luego de varios meses de relación, pelearse en escasos minutos; al mismo tiempo soraya espera su eterno turno al médico que recetará en 20 minutos unas pastillas de color rojo; y faustina que anheló durante 364 dias su cumpleaños felíz numero 15 aún no logra descifrar la velocidad en que pasó ese día y la dejó con espera de sobra.

no me gusta esperar y no soy caprichosa: pero siempre me encuentro esperando: parada mientras miro la gondola de jabones y dentrífivos del super, sentada con mis brazos cruzados, apoyada en alguna pared que seguramente ensucia, buscando algun elemento del bolso que me entretenga mientras corre el tiempo, corroborando que mi celular se encuentre en calma, analizando el piso de algun consultorio y contando diplomas que no obtendré, en fin: perdiendo tiempo.

no me gusta esperar y no soy paciente: parecería que espero más lo que hago porque tal vez esa "espera" me roba tiempo para el "hacer" que deberia hacer.

ella cree en la dulce espera y en la necesidad de una espera "
para desesperarnos de deseo".


tal vez sea necesaria, pero no tan en exceso gratuito y cotidiano

1 comentario:

  1. Voy a hacer un petitorio que corra por los pasillos de la eci solicitando el color rosado para faustina, pobre cumpleañera.
    Y sí, sigo esperando a Javier y sigo creyendo que la espera es necesaria, aunque la odiemos, es una contradicción entre perder el tiempo y decepcionarnos con lo que nos dió ese tiempo.
    Esperar es una manera más de perder el tiempo.
    Igual sigo pensando que el que no espera nada, de nada ni de nadie, no desespera, no anhela y no desea; no sé, no lo envidio, no me gustaría ser como él.

    ResponderEliminar